martes, 31 de julio de 2007

MEGAMORPHS CAPI 1 ARREGLADO

Debido a que me toco traducir el 1er capítulo de Megamorphs de la serie animorphs decidí postearlo ahora si, ya corregido. Si a alguien le gusta la serie o la historia, le dejo la bendita página donde hay libros, lo digo para los que no lo saben: http://www.asteriscopuntoasterisco.com/ Aqui la traducción, no sé si tara me odia por haberme dado a traducir a jake, pero bueno, aqui vamos, debo decirles que Tara la corregió y le estoy grandemente agradecido por ello: JAKE “¡Ayudadme!” Intenté levantarme. Había un cuerpo encima de mí. Hork-bajir. La hoja de su muñeca se me clavaba en el costado. Intenté levantarlo con mis cuatro patas, quitarme de encima esa cosa muerta. Pero yo solamente tenía tres piernas. Mi pata izquierda trasera yacía sobre el brillante y luminoso suelo, una curiosidad, una macabra reliquia. La pata del tigre. Intente deslizarme. Eso funcionaba mejor. El suelo era de madera, muy pulido. Humedecido con sangre, animal, alienígena, humana. Extendí mis dos patas frontales, saqué las garras, y las clavé en la madera. Al principio no se agarraron. Pero para entonces mi pierna izquierda se agarró a la madera y gané tracción. Una voz decía, “Ayuda. Por favor, ayudadme”. Yo me arrastré lenta, cuidadosa, cautelosamente de debajo del acuchillado alienígena. El dolor por la pierna perdida era intenso. No hagáis caso a nadie que diga que los animales no sienten dolor. Yo había sido muchos de esos animales. La mayoría sentían dolor. <¿Jake?, ¿Jake?> Era Cassie. Con una sacudida, me liberé del peso que me aprisionaba. Me levanté, tambaleándome sobre tres piernas. Miré a mi alrededor con los ojos del tigre. Estaba en la habitación de corte de patrones. Una casa de diseño. Ya sabes, ropa que luego nadie se pone. El tipo de cosas que ves en Style With Elsa Klensch mientras estas haciendo zapping con la tele. ¿Moda? Una extraña organización tapadera de los yeerks. ¿Por qué? Había mesas anchas y largas cubiertas de ropa. Una estaba inclinada en un ángulo extraño, una de sus patas completamente rota. Como yo. Había enormes rollos de ejemplares de telas en un extremo que desequilibraban la mesa y la hacían balancearse como un vaivén, ahora hacia arriba, ahora hacia abajo. En lo alto había montones de brillantes luces fosforescentes. Flashes de modernas luces neón en los ladrillos desnudos de la pared. Cuerpos por todas partes. Sangre. Pedazos. -Cassie.- Vi al lobo salir cojeando desde detrás de un carro volcado. Estaba viva. Sentí una oleada de alivio. La última vez que había visto a Cassie, estaba en un apuro. En la distancia, al otro lado de las grandes puertas, a lo largo del oscuro pasillo, oí los roncos rugidos de un oso pardo. Rachel. No peleaba, ya no, sólo rugiendo, rugiendo. Rugiendo con la frustración de una bestia loca que busca nuevas víctimas sin encontrarlas. Marco ya se había transformado. Un chico. De mi edad, pero él parecía más joven que yo. Mi mejor amigo. Había vuelto a su forma porque la alternativa era morir desangrado hacia a causa de la herida que había atravesado la garganta del gorila. Se convierte en humano. Todo se soluciona. No hay dolor. “Tengo frío. Tengo frío, ayudadme,” llamó una voz. -Asegúrate de que no pueda verlos,- me advirtió Marco. Rachel entró en la habitación caminando pesadamente, trescientos cincuenta kilos de desgreñado pelo café, garras de ferrocarril y una sonrisa incierta e enigmática que ocultaba afilados caninos. -¿Dónde esta Tobias?-. No le contesté. No sabía la respuesta. Rachel empezó a empujar y a levantar los cuerpos de los hork-bajirs. Encontró a Tobias, un deshecho de halcón. Aún respiraba. -¡Tobias, transfórmate!- Oí el repiqueteo de unos delicados cascos. Ax estaba detrás de mí. Tan alienígena como cualquiera de los cuerpos muertos que nos rodeaban. Un delicado centauro. El cuerpo azul de un ciervo o un antílope, con la parte superior del cuerpo no muy diferente a la de los humanos. Una cabeza que sí era muy diferente, sin boca, con dos ojos extra en el extremo de unas antenas móviles. Su larga y peligrosa cola que estaba manchada de sangre. Hemos estado envueltos en muchas peleas. Esta era de las peores. Esta podría invadir mis sueños y despertarme sudando y gritando. -¡Tobias! ¡Escúchame! ¡Vuelve a ser humano!- “Alguien… tengo mucho frío… ayuda…” Cassie se acercó a Rachel al trote. Volvió a su forma rápidamente. Qué bien verla. Sana. Entera. Hermosa para mis ojos. “Está bien,” Cassie le aseguró a Rachel. “Creo que sólo está aturdido.” Como para demostrar que tenía razón, Tobias levantó una ala y dijo <¡Hey! ¿Qué? Oh. Oh. Estoy vivo.> -Más o menos,- rugió Rachel. -¡Fue una locura lo que hiciste, idiota! ¡Te lanzaste en picado sobre un hork-bajir!- -¿Sabes?- dijo. -Pensándolo bien, sí que fue una locura.- -Idiota,- dijo Rachel. Pero consiguió inferir a ese insulto una tremenda cantidad de afecto. Tobias le había salvado la vida casi acabando con la suya propia. Me lancé a trompicones sobre el único humano herido de la habitación. Un controlador humano. Un enemigo. Un hombre, quizás de unos 20 años de edad. Un humano con gusano alienígena dentro de la cabeza. “Ayúdame”, le dijo a la cara del tigre que se cernía sobre él. “Tengo frío. Ayúdame” Estaba muy herido. Grave. Por la cuchilla de un hork-bajir. Fuego amigo, así es como se le llama cuando alguien de tus propias tropas te hiere accidentalmente. Cuando te mata accidentalmente. Un hork-bajir en medio de toda esa violencia acuchillando a su camarada. -Déjalo, yeerk,- dije. -Déjale en paz, en el final. Sal de su cabeza. Deja que haga una última cosa como humano libre.- Su cara estaba pálida. Blanca. Cerosa, como una vela blanca. Alguien le había destrozado la cara, le había destrozado las orejas. Reconocí las marcas de la garra del tigre. Sus oscuros ojos marrones se quedaron mirando algún punto por encima de mí. “No puedo salir,” me dijo el yeerk dentro de su cabeza. “Los oídos están bloqueadas, no puedo salir, estoy atrapado.” -Tenemos que salir de aquí,- dijo Ax. -Puede que envíen refuerzos.- “Tengo frío,” dijo el controlador humano. “Sólo… sólo acércame una manta o…” -Príncipe Jake,- me instó Ax. “Estoy asustado. ¿Eso... eso te hace feliz, andalita?” dijo el moribundo. Para los yeerks nosotros somos andalitas. La tecnología de la metamorfosis es tecnología andalita, mucho más allá de lo que los humanos somos capaces de concebir. Así que para ellos somos andalitas, un malentendido que fomentamos deliberadamente. Ax era el único andalita verdadero de nuestro grupo. -No, no me hace feliz.- “El dolor... ¿no puede ayudarme? Tengo frío. Ayúdame.” -Vamos, Jake.- Era Marco. Había vuelto a transformarse. Esta vez a águila pescadora. Teníamos que escapar. El aire era nuestra opción más segura. Forma unas alas y vuela. Vuela y déjalo todo detrás. Pronto estaríamos bromeando. Riéndonos. Intentado olvidarnos de todo lo que habíamos visto. Eso era lo que haríamos. “Ayuda...” -Vamos- dije. Me transformé. Fuera de la vista del condenado controlador. Entonces me crecieron alas de un halcón, y volé a través de una ventana que Rachel abrió con su puño. EXTREME_BOY Bien, ahora, si me entero que leyeron y no comentaron....ME VOY A ENOJAR. Espero sus comentarios.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Wow, mola, no tengo ni idea de que ve el mega 4 xD No lo subas todo, ya sabes que ASterisco tiene la excluysividad ;P
Se te han descolocado cosas, como esto:
"Tengo frío,” dijo el controlador humano. “Sólo… sólo acércame una manta o…”
me instó Ax.

El me insto Ax del final queda ahi suelto...

Chico Extremo dijo...

llevo casi una hora y media intentando arreglar dichas cosas y...*suspiro* ...queda igual, rayos.

Bueno, al menos demen un merito por intentarlo.

Anónimo dijo...

Em, este capitulo 1 lo encontre flojo :X encontré mas interesante el prologo y el capi 17, pero apenas va un capi... ya veremos mas jeje