La primera vez que observé que cada año la navidad llegaba más temprano fue aquella vez hace varios años que iba pasando por la plaza “Galerías Coapa” un primero de noviembre; y ya estaba instalado el árbol coca cola con luces, estrella y toda la cosa. En otros años adornan mejor el árbol o peor, como otra vez que por alguna extraña razón consideraron mejor poner esferas blancas y de lejos parecía que el pobre árbol tenía una especie de plaga…ok, ya no volveré a hacer ese chiste…
Hace unos días ya podías ver los árboles de navidad listos para venderse. Algunos compañer@s ya están viendo a donde se irán ese día o el año nuevo y se preguntan si va a haber intercambio navideño o no y de ser así, de que va a ser el intercambio.
La verdad, yo nunca he entendido ese frenesí de que empieza octubre y la gente ya quiere que termine el año (salvo en el 2020 y 2021 que el fin de año representaba una esperanza que todo terminará). Y no es porque actualmente no me guste la navidad o el año nuevo –aunque como a cualquier persona cuando sé es niño, esperas con ansía esa fecha por los regalos, los dulces… y cuando creces le pierdes el gusto-.
Sencillamente no entiendo porque no disfrutar el “ahora”. Como si octubre y noviembre no tuvieran 31 y 30 días respectivamente. Además este año ha sido un buen año para mí; que no quisiera que terminara. No se sí el siguiente año sea tan bueno como este; espero que así sea. Pero he allí el dilema: cuando piensas que podrías estar mejor no disfrutas el momento presente; y cuando estás bien, no quieres que nadie venga a arrebatarte ese momento.
Creo que me estoy desviando del tema, yo solo venía a invitarles a reflexionar sobre que si el año ha sido bueno, no desear que termine solo “porque está de moda”.
Se despide su amigo Extremito.
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