Creo que cuando uno tiene más de 30 años, se puede considerar que mantener amigos desde los 10 años es un logro por sí mismo. Incluso amigos que tienen a su vez, amigos que les hablan desde la primaria, y quisiera decirles que también es mi caso, pero no es así…
A Gian lo conocía desde el preescolar. Ambos éramos de la misma complexión y no éramos ni bajitos, ni altos. Nos gustaban las mismas cosas: tener amigos, jugar videojuegos, hablar sobre las clases y criticar a nuestras hermanas … Pero nos dejamos de hablar al pasar a Secundaria, puesto que él iba a irse a una secundaria oficial, mientras yo iba a continuar en la misma escuela, pero en la secundaria.
Resulta que en los primeros días de bachillerato, sentía que me era difícil hacer amigos y amigas. Además que el primer grupito en el cual yo me había incluido, dejaron de asistir a clases para estar con chicas que al igual se brincaban las clases. Entonces, una tarde, tomé el teléfono y me di cuenta que todavía recordaba el número telefónico de su casa de memoria. Quien me contestó era su mamá, pensé que se iba a entusiasmar al escuchar mi nombre, pero solo le pasó el teléfono a su hijo. Por su parte, Gian me contestó entusiasmado y quedamos de vernos ese fin de semana en el vecindario donde vivía con sus padres.
Y llegó el fin de semana. Nos vimos, platicamos y en la primera hora todo iba bien. En eso, llegó uno de sus amigos y hasta ese momento mientras ellos platicaban me di cuenta lo mucho que Gian había cambiado: andaba con tres chicas a la vez. A uno de sus vecinos le había bajado a la novia que no era alguna de las antes mencionada. También se había vuelto un hablador porque decía que se había peleado con el líder de una banda de chavos que se juntaban por una tienda y que por eso ya no se aparecían en la tienda, -cuando en realidad uno de los de la banda había sido intimidado por otra persona que fue con una pistola a la tienda y-…
Cuando fue la hora, me despedí y me di cuenta lo mucho que Gian había cambiado. Hasta ese momento me di cuenta que para mantener una amistad de preescolar hasta la secundaria es más una cuestión de suerte que de cualquier otra cosa. Y que el simple deseo de tener amigos para siempre no basta para llevarlo a cabo.
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