-Entonces, ¿quieres saber que le paso hace rato a nuestro
vecino Raúl?- dijo Eduardo a Oscar- muy bien, te lo contaré. Mira, antes de lo que te
voy a contar, yo le ayude a Raúl con su contacto del baño que no prendía. Ese
día fui a revisar su instalación desde el switch hasta el foco, resulta que los
cables del baño ya estaban viejos y se los terminé cambiando. Ahora dime Oscar,
¿Has escuchado la frase “favor con favor se paga”?, pues bien. Aprovechando que
el sabe de carpintería, le pedí que me ayudará a barnizar la puerta de la
entrada; la idea era que los 2 lijáramos la puerta y luego la barnizáramos.
La verdad no se nos ocurrió ponernos guantes para el
trabajo. Ya sabes que no es lo mismo trabajar así. El caso es que Raúl estaba
lijando la parte de debajo de la puerta, cuando se clava una astilla, pero ¿Qué
te digo astilla?, parecía estaca en su dedo derecho, más o menos se clavó
debajo de la uña. Raúl grito de dolor, de seguro lo has de haber escuchado, me
dí cuenta que tenía las uñas algo largas y por eso tuve que regalarle mi
cortaúñas para que él se cortará la uña y ver mejor como se había clavado la
astilla.
Pues para no hacértelo largo tuve que llevarlo al
consultorio, pagarle su consulta, medicamento, y que lo vacunaran del tétanos
que se supone que solo es cuando te incrustas algo de metal según yo. Al final
se fue a su departamento, yo ya terminé de lijar y ahorita ando barnizando y
mira –dijo mostrándole una uña al vecino Oscar- dejó su uña aquí en la casa.
Hasta se llevó el cortaúñas. Y por eso tengo la uña del vecino…
-Todo eso está muy bien- interrumpió Oscar- pero venía a
decirle que el aroma a barniz está apestando hasta mi departamento.
-Mira –dijo Eduardo- ya casi terminó, te veo algo acalorado,
te invitó una cerveza amigo- dijo Eduardo mientras rápidamente fue al
refrigerador para regalarle una cerveza a Oscar – ahorita el olor se va y todo
bien.
Oscar se fue mientras Eduardo repetía en su mente “Y por
eso tengo la uña del vecino…”.
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