Para él era
novedoso comer esos tacos. Y como podría negarse a comérselos si:
Al verlos, parece
carne de color café, fresca y condimentada. Al probarlo en la boca, y morderlo,
se prueba la grasa en tu boca que parece fusionarse con tu saliva junto con el
limón y crear esa sensación en el paladar de carne enchilada, limón y grasa,
pero ese sabor que solo esa combinación con aquello que parece carne y el taco
puede lograr.
Por eso, cuando
los probó y llenarse la boca de sabor, y decirme que estaban deliciosos y que
de que era esta carne tan deliciosa y responderle que no era carne, sino
“moronga” y explicarle el proceso de preparación, se alejó corriendo.
La verdad, no
creo que fuera como para dejarme de hablar.
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