-Pase por los
tacos de carnitas que estaban saliendo del metro, los cuales eran deliciosos,
pero además que comerlos de lunes a viernes se iba a volver perjudicial para mi
salud tarde o temprano, no se me hacía muy higiénico que toda la gente metiera
mano en la cuchara de la salsa y que no hubiera un método de tomar limón que no
fuera con la mano.
-Pase por los
tacos de guisado donde siempre tenía variedad y buenos sabores, pero un día, me
acerque a tomar la cuchara de la salsa y un tonto, por quererme ganar, se
apresuró a tomarla y empujó el recipiente tirándolo hacia donde yo estaba y ensuciando
mi chamarra preferida. Al final, ese día terminé con la chamarra llena de
mancha de salsa roja cuyo color nunca se iba a quitar, pero lo que dolió más
fue haber sido exiliado de aquel puesto para toda la vida lo cual me dolió más
porque tenían buen sazón.
-Luego, pase por
las hamburguesas de la cadena comercial que te hacen sonreír, lo cual de vez en
cuando no estaba mal, pero todos sabemos que no es la opción más saludable.
Además que por la zona, solo iba gente fresita, de esos que con solo verlos te
caen mal.
-También estaba
la opción de las tortas del puesto en vía pública de metal, pero hubo una
ocasión que pedí una torta al pastor. Cuando me dieron la torta me di cuenta
que la carne era incomible. Es decir el pastor parecía haber sido empanizado y
aderezado de manera horrible, además de estar frío. El colmo fue que después de
comerlo fui a casa del Richi para tomar. Resulto que después de mesclar
cerveza, tequila y ron fui corriendo a su baño y… en ese momento me quedó claro
que ya no estaba en edad de mesclar, menos mal que fue en casa de Richi y no en
casa de otra persona…
-Y como toda
historia que tiene un final feliz. Conocí la fonda que estaba a 2 calles dela
oficina donde siempre voy a comer y la comida siempre está fresca y nunca cae
mal y está a buen precio y siempre hay opciones de comer.
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